viernes, 5 de octubre de 2007

El viaje del Descubrimiento: 1492

El primero y trascendental de los viajes a América se inició en el puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492 formando una flota de tres naves, la Santa María (a bordo de la cual iba Colón), la Pinta y la Niña. La primera etapa terminó en las Islas Canarias donde se hicieron algunas reparaciones y desde donde no partieron las naves hasta el día 6 de septiembre. El propósito de Colón al viajar hacia el sur fue evitar los vientos del oeste que soplan en latitudes mayores. Entre los paralelos 25 y 30 estos vientos contrarios no se dan, sino que la navegación hacia el oeste se beneficia de los vientos alisios que impulsan hacia el oeste, en dirección a lo que Colón pensaba que era el Extremo Oriente de Asia.
Este viaje (de Canarias a América) duró poco más de cinco semanas casi siempre con vientos favorables. Un auténtico “paseo” comparado con el casi un año que invirtió Vasco de Gama en llegar a la India. Y sin embargo el viaje de Colón incluía no pocos aspectos admirables. Dejando de lado el mérito de Colón para poner en marcha una expedición rechazada por los expertos como inviable y que, de hecho, Colón estaba muy equivocado en las distancias (eran mucho mayores) que separaban España de las costas de Asia; hay que valorar lo que supone en aquellos tiempos navegar por mar abierto, por rutas desconocidas y sin ser capaz de medir la longitud, ni la latitud con demasiada precisión. Prácticamente el único instrumento del que disponía Colón era la brújula con el cual se podía sólo fijar el rumbo, es decir, en su caso podría mantener las naves en dirección oeste de una manera razonablemente precisa. Los navegantes averiguaban el paralelo en el que se encontraban (la latitud) mediante la observación y calculo del ángulo de visión de ciertos astros como la estrella Polar. La distancia recorrida era calculada de manera aproximada.

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